Mis queridos y respetados ancianos árboles:
Qué dicha la mía, que en este mi vigésimo cumpleaños, mis ancianos árboles, deudos de tantos sacrificios, de tanto celo y cariño, reciba de ustedes sus bendiciones y sus siempre gratos consejos.
Aguardo con ansia el momento de poder abrazar sus troncos y ramas, darles personalmente el pésame por los de ustedes caídos, que descansan en la tierra, alimentando a otros seres, que devolverán sus sustancias al ciclo de la vida.
Aprovecho estas líneas para ponerles sobre aviso, que grandes acontecimientos llamados “cambio climático”, llevará a nuestra naturaleza a adaptarse a condiciones adversas, que se establezcan en nuestro meridiano.
Mis honores van a ustedes, ancianos que viven en mí, y con sus edades estimadas. “La Higuera de todos” con más de 150 años, “La Sabina de El Hierro” con más de 500 años, “La Sabina de Machín” con más de 500 años, “El Drago de Guarazoca” con más de 150 años, “El Pino Piloto” con más de 200 años, “El Pino Gordo de El Morcillo” con más de 400 años, “El Pino Viejo del Morcillo” con más de 400 años, “El Palo Balco de Jinama” con más de 200 años, “El Mocán de La Sombra” con más de 300 años, “El Mocán de Los Cochinos” con más de 300 años, “Los Laureles de Ramón” con más de 200 años, “El Drago del Conde” con más de 150 años, …
Su afectísima servidora, La Reserva Mundial de La Biosfera El Hierro.